02
noviembre
El amor hace regresar
Viajo encerrado en este pequeño y oscuro cofre de bronce. Siento compasión y cariño por las temblorosas manos que me llevan al final de este destino incierto. Manos que me ayudaron, que cuidaron a mis hijos, que cocinaron conmigo.
Al igual que muchos, yo era un óvulo y un espermatozoide separado en dos cuerpos distintos, en dos pieles que no se conocían y que terminaron siendo una. No era hombre, mujer, planta, animal ni insecto. No era nada. Como ahora, tampoco existía. No tenía preocupaciones, no tenía