El voto prestado
Los venezolanos hablamos el pasado 6 de diciembre. Lo hicimos de forma clara y contundente: Queremos salir de un sistema que nos convirtió en seres sombríos y asustadizos, que nos obliga hacer filas, a perder tiempo valioso en largas colas para tratar de conseguir alimentos y medicinas. Los venezolanos nos cansamos de llorar a compatriotas asesinados en las calles, avenidas y hasta en los hogares. Cuántas vidas más tenemos que despedir y enterrar a causa del hampa promovida, armada e instaurada por una dictadura que cambió la alegría y el bullicio de nuestros pueblos y ciudades en zonas fantasmales y oscuras encerrándonos a todos en esta gran cárcel en la que se convirtió Venezuela.
Los ciudadanos de este país nos enfrentamos al miedo y la amenaza. Hemos marchado, gritado, rezado, presionado, peleado y votado durante años por un cambio...y avanzamos en la conquista de nuestra libertad y democracia asistiendo masivamente a expresar esa voluntad de cambio al elegir una nueva Asamblea Nacional.
Yo misma tuve profundas dudas de que pudiésemos lograrlo a través de un sistema electoral opaco, manoseado y pervertido por sus creadores... se impuso la mayoría del pueblo.
Hoy la dictadura pretende herirnos y asesinarnos como país con su maniobra asquerosa de impugnaciones a nuestros recién electos representantes. Andrés Eloy Blanco, insigne venezolano que no me canso de leer, escribió una vez que desconocer la voluntad de un pueblo expresado en las urnas electorales "es un delito más grave que los delitos contra las personas, más grave que el robo y el homicidio; porque en el homicidio se hiere la vida de un ser, y en el fraude o desconocimiento del voto popular, se está hiriendo la vida misma de la soberanía nacional".
El pasado 6 de diciembre los venezolanos le dieron una lección al régimen todo poderoso, pero también le enviaron un mensaje claro a la oposición: arréglennos el problema, consigan la solución al atolladero económico, social y político que atravesamos, pero háganlo ya. Que nadie se engañe, el voto es prestado y se puede exigir devolución. En 1998 Chávez ganó con voto prestado y se dedicó luego a enamorarlo...y se quedó con el.
Por lo tanto, hay que estar claros. Los 112 diputados electos ( ni uno menos) no van a estar ahí para legislar solamente, los hemos elegidos para que nos lleven al final de un ciclo oprobioso extendido por 17 años.
Les hemos dado nuestra representación para transitar a un nuevo tiempo. Deben demostrarle a los electores que no nos equivocamos, que valió la pena apostar a ustedes, para que marquen la nueva ruta de la Venezuela que soñamos y merecemos.
¡Dios les guíe y nos acompañe a todos en el nuevo año!