Diálogos en revolución
– Apúrate. Averigüé y sí hay dólares.
– ¿Hay mucha gente?
– Van por el 335 y yo soy el 428. Casi cien personas por delante.
– ¡¿Cien personas?! ¿Y para qué quieres que me apure?
Igual me apuré. Nunca sabes cómo puede estar el tráfico hacia el centro de Caracas. Impresiona atravesar la Avenida Bolívar y verla embutida de edificios de la Misión Vivienda. Su belleza original ha sido violentada. Uno se pregunta cuántos días faltarán para que la célebre y turbia Operación Liberación del Pueblo (OLP) allane esos edificios y, luego del remolino habitual, anuncie en rueda de prensa el hallazgo de armas largas, granadas, droga y toneladas de dinero mal habido. Darán cuenta de la recuperación de apartamentos invadidos por bandas criminales. Hablarán de dos o tres criminales fallecidos y decenas de personas detenidas. Hasta la próxima incursión en otro dulce paraje de la Misión Vivienda.
Llegué a la Avenida Universidad y apenas entré a la sede central del Banco de Venezuela un vaho hirviente me arropó. No había aire acondicionado. El lugar estaba atestado de gente, ahogo y malestar. Mi rostro debió ser elocuente porque una señora me comentó con sorna:
-Esto está repleto de “patria”.
Alfonso, mi amigo, alzó la mano al fondo para hacerse notar.
-¡Ya vamos por el 350!
Su sonrisita de burla desafinaba con el hartazgo colectivo.
-¿No es igualito a un mercado municipal?- hincó la frase cuando me acerqué a él.
Las sillas se habían agotado temprano. La mayor parte de la gente estaba de pie. Arremolinada. Sacudiéndose el calor como si fuera una mosca excesiva y terca. Dos muchachas me juraron que estaban allí desde las 6 de la mañana. Venían de Mérida. Allá no hay divisas en ningún banco. Ni en Barquisimeto, ni en Maracaibo, ni en San Fernando de Apure. Así fue ilustrándome cada persona a mi alrededor. De todas las agencias del Banco de Venezuela diseminadas por el país, la sede central en Caracas resultó ser la única con divisas en efectivo. Si usted tiene un viaje planeado con sus hijos, le toca visitar este gigantesco peaje...
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