Carta al Monedero
Editorial Tal Cual
Es una gran tragedia para Monedero haber sido asesor de un gobierno al que le entraron más de un millón de millones de dólares, porque en su caso el apellido toma una literalidad impresionante y casi todos atribuyen sus opiniones políticas al monedero recibido de Venezuela en años pasados. Leo que Monedero acusa a López de instigar la violencia callejera por las manifestaciones de febrero pasado. El tema de la pertinencia o no de “la salida” puede ser discutible. Sin embargo, lo que sí no acepta discusión es que todos los ciudadanos tienen derecho a solicitar la renuncia de sus gobernantes democráticamente electos si así lo estiman conveniente, porque que se sepa, el absolutismo es cosa de otro tiempo, como el derecho divino de los reyes. Acusar a quien manifiesta públicamente su disidencia de la violencia desatada por el gobierno en contra de los manifestantes, equivale a acusar a una dama de la violación de que fue objeto por las características de su vestimenta.
El señor Monedero muestra claramente varias imprecisiones:
- Aquí nadie salió a la calle a desconocer el resultado electoral. Por el contrario, el prestigio de Capriles se ha visto comprometido por las críticas de quienes le pedían propiciar una marcha de desconocimiento que habría terminado en catástrofe, porque si de algo ha dado muestras el gobierno es que a la hora de reprimir manifestaciones los Derechos Humanos y la vida valen poco. Seguramente Monedero no vio las imágenes de una guardia nacional golpeando a una ciudadana indefensa ni de estudiantes asesinados por cuerpos policiales, ni supo de las torturas, ni de grupos armados, ni de una juez vejada vilmente, ni de medios cerrados. Para Monedero estamos frente a una bella experiencia democrática amenazada por la derecha fascista. Así la historia es mucho más fácil de entender, porque él queda del lado de los buenos.
- Monedero habla del golpe del 2002 y presenta solo una versión del “carmonazo”. Allí pasaron muchas otras cosas: la mayor marcha de la historia del país fue reprimida con violencia que está grabada y registrada y sus protagonistas condecorados. La verdad de esos días no fue solo una reacción de la derecha golpista, pasaron otras cosas que para el monedero no cuentan.
- Él habla de “una persona que desprecia las leyes” para referirse a Leopoldo López, un hombre que está inhabilitado por sus opiniones políticas, que no ha tenido un juicio justo, que está incomunicado. Monedero, el mismo que asesoró a un presidente que tomó posesión diciendo “juro sobre esta moribunda Constitución”.
- Monedero compara a la oposición venezolana con el terrorismo de ETA. Monedero no ha visto llegar motorizados armados a las marchas opositoras, ni sabe de la señora que murió en Altamira por protestar. Monedero no ve la película, se queda en los tráilers, que están muy bien montados para vender una historia taquillera. Monedero no sabe que ya nadie se atreve a manifestar en Venezuela, no porque este gobierno sea fabuloso, sino porque tenemos miedo. Miedo de que nos asesinen por decir lo que pensamos, miedo de salir a unas calles donde los cuerpos policiales son nuestra principal amenaza, donde las fábricas de balas son las únicas que no han quebrado, donde lo único que le funciona al gobierno son las bombas lacrimógenas, porque parece que en las compras de artefactos de represión nadie se coge los reales.
Monedero vino a nuestro país, vio la Venezuela que quiso ver. Eso, uno que simpatizó con la revolución cubana, puede entenderlo. Yo fui a ver la Cuba que me convenía ver, la que me reafirmaba mis ideas. Me parecía que Cuba culturalmente estaba muy bien porque se publicaban muchos libros baratos y el hecho de que los de Cabrera Infante no tuviesen cabida era un detalle intrascendente. Y yo discutía: “¿por qué necesita Cuba elecciones libres, si llego a la verdadera democracia de la mano de un hombre inspirado como Fidel?…es más Cuba es la única verdadera democracia del continente”, pensaba yo. Y resulta que el Fidel al que tanto respetaba y el detestado Pinochet son lo mismo, dos caras de la misma moneda, con diferente estrategia de mercadeo, propiciada por gente como usted, porque resulta que la Venezuela de sus asesorías ya no tiene democracia, ni instituciones, ni jueces justos que no salgan en sonrientes fotografías con los funcionarios de los que reciben ordenes.
Monedero debe saber que ha contribuido -sabrá su consciencia en qué medida- a destruir la libertad que hemos perdido. Es de suponer que no es solo su apellido lo que le mueve, pero las palabras tienen fuerza y y al final se transforman -tristemente- en sangre inocente derramada y personas encerradas en la cárcel por pensar diferente.
Pido a Dios que los españoles reaccionen a tiempo y no tomen el atajo de la anti política que usted propicia allá, como propició aquí. Porque a la gente pobre de esta tierra, que ya no puede ni protestar, que no tiene garantía de elecciones honestas y transparentes, ya no le alcanza el monedero ni para comprar un kilo de carne.