La geometrización de la naturaleza en la obra de Carlos Medina
Contemplar como acto voluntario y divino, como impulso o como instinto. Parar y observar. Dejar que los destellos de luz penetren nuestra mirada y ser. Perdernos en formas geométricas, que nos abrazan en simetría perfecta. La de los trazos convertidos en esculturas y en imágenes que nos inspiran.
Que la belleza nunca aturde, cuando la sincronía se da cita, y esa cita se hace invitación ineludible a través de la galería Cesta República, donde se expone la muestra individual del larense Carlos Medina: El arte de la levedad.
Allí en ese espacio de Madrid, el arte se convierte en el único mandamiento universal, con la exhibición de once piezas, que estarán en la galería hasta finales del mes de noviembre, para que propios y foráneos puedan conocer el trabajo actual del artista.
“La propuesta son los policarbonatos que estoy realizando desde mi taller en París, las gotas soldadas en aluminio. Hay gotas que se convierten en diluvio, otras que están flotando por sus volúmenes. En la primera propuesta, giran. Las otras son cuadradas”, explica Medina, mientras hace referencia y un agradecimiento especial a la curadora de la exposición: Federica Palomero.
Otra noticia, nos infla el corazón de orgullo. El 15 de noviembre estará participando en una exposición colectiva: Espace oblique. La exposición es presentada en la Galerie Denise René Espace Marais (París). Carlos Medina participará con sus gotas. Compartirá espacio con los artistas Albers, Jacobsen, Ricley, Sobrino, Ulrich, Vasarely, entre otros.
Un relevo natural
Carlos Medina sigue investigando y creando, conociendo los materiales. Se reinventa una y otra vez, para ser un alquimista de formas y un poeta de la geometría.
La muestra fue una excusa para acercarnos a él, y saber que le gusta el café. Llora cada vez que un ser amado muere. Se siente feliz ante la mirada de un niño. Al parecer, la gula es el pecado que le guiña el ojo. Y la escena de la película que más lo conmueve es “cuando el protagonista de Lo que el viento se llevó, se va. Es que ese personaje además se parece mucho a mi papá”, dice.
Sensibilidad pura. Pero al momento de describir su trabajo y obra, florece el académico.
“Los puristas geométricos ninguno estudió o interpretó la naturaleza. Yo lo hago, las gotas, las hojas están hechas con las formas geométricas. Mis gotas parten de un cono, son perfectas en sus formas. Yo hago la geometrización de la naturaleza”, explica el artista venezolano.
- ¿Por qué las formas geométricas, que se han conservado a lo largo de su propuesta?
- No puedo traicionar mi trabajo y mis estudios. Debo ser fiel en los principios y en los valores artísticos. Uno es un relevo natural de un suceso plástico histórico. Este siglo es absolutamente nuevo. Es en el ahora, viendo y viviendo lo que está ocurriendo, cuando nos podemos adaptar. El arte es una ciencia que nos hace feliz.
- ¿Cree en los ismos, o le fastidian?
- Nadie habla del purismo de Jesús Soto, por ejemplo. Basta ver el trabajo. Una buena obra tiene un mínimo de lectura. Esa lectura te lleva a no caer en esos clichés. Yo soy un materialista, mi obra tiene alma ya que hay esencia en la materia. Todo el arte en sí está impregnado de conocimiento.
- Madera, nylon, acrílico, papel fabriano, mdf, pcv, pintura acrovinílica, hierro, piedra, mármol, policarbonato sobre tela. ¿Cómo ha sido la evolución y la investigación para trabajar, conocer y hacer de estos materiales, parte de su propuesta?
- Es un trayecto de casi 45 años. Todo comienza con la piedra, el hierro, el mármol. Luego en Barquisimeto, comencé con los aceros, las maderas. Ya en París retomé la esencia de mi trabajo que es poner a flotar las formas. Sin ser cinético. Yo voy hacía la luz, hacia el conocimiento. Cada vez voy más a lo que no pesa. Mis neutrinos son unas esferitas. Es una cosa que en la astronomía se veía en el espacio. Es la esencia del universo, o por lo menos eso es lo que quiero representar. Un neutrón es de bajo peso. No soy físico, pero mis instalaciones de esas esferas flotando se han convertido en un reto. Para llegar a eso, he pasado por un proceso de búsqueda e investigación continua.
Luz en las urbes
Su ciudad natal Barquisimeto, cuenta con obras de este artista. Al igual que Caracas. Y es posible que pronto deje su huella en otra urbe, con ese trabajo de abstracción geométrica, y de volúmenes que atrapan el espacio a través de la levedad.
- Muchas de sus creaciones, están en ciudades. ¿Siente que los espacios alternativos acercan más a las personas a su obra? ¿Considera que cada ciudad merece tener una obra diversa, por su cultura, su idiosincrasia?
- Sí, tengo obras en grandes zonas y plazas. Un escultor debe conquistar los espacios públicos hoy en día. Es un reto, es lo que hay que hacer. Mis gotas en Caracas son muy importantes, pueden estar en cualquier ciudad, pero realmente sí hay que adaptar el trabajo y toda la propuesta. Las ciudades tienen un material que los identifica. Los artistas estamos llamados a trabajar en los grandes espacios, pero respetando y comprendiendo los materiales, la perdurabilidad que deben tener y por supuesto, incorporando la tecnología.
- ¿Qué significa el acto creador para Carlos Medina?
- Tú transformas la materia, respetando su materialidad, su esencia. Es un acto de fe. No tiene nombre. Es una cosa tan sublime, te conmueve. Mantenerse en esa conmoción que es impensable, que ocupa un espacio, que transmites y vives.
- ¿De dónde se nutre?
- Del conocimiento y la investigación. Soy un estudiante, un eterno estudiante.
- ¿Está comprometido con su obra?
- Absolutamente, eso es lo único que sé hacer.
- ¿Qué busca en el arte?
- Busco la próxima obra, ya que la mejor no existe; así la otra y la otra.
- ¿Considera que el arte modifica conductas?
- Totalmente. Te hace feliz, nunca está ligado a la guerra. El arte es luz.
Fotos: Cortesía Rafael Guillén/Carlos Medina