Venezuela Diversa, el cine de temática LGBT llega a Cádiz
El cine de temática LGBT en Venezuela nace de manera muy puntual en la década de los ochenta del siglo pasado. Entre un puñado de filmes destaca La Oveja Negra, 1987, de Román Chalbaud, uno de los primeros largometrajes en abordar la homosexualidad aunque de forma velada. Un cine abandonado que sirve de guarida a un grupo de marginados y ladrones es el entorno escogido para contar de modo ambiguo, la historia de un joven soñador que se enamora del líder de la banda.
La relación entre marginalidad, violencia y homosexualidad ha marcado tradicionalmente a la sociedad venezolana y en el caso del colectivo trans, el referente obligado en el imaginario popular es el que remite a los oficios de prostitutas, dragas y peluqueras.
El cine nacional reprodujo esos submundos a través del estereotipo machista y homofóbico desde sus inicios hasta que logró salir del closet, precisamente con Cheila, una casa pa' Maita, 2009, de Eduardo Barberena. Cheila, producto de una familia disfuncional, sumida en la pobreza, regresa a Venezuela para visitar a los suyos y anunciarles que por fin hará realidad su sueño de cambiar de sexo. Sin embargo, deberá enfrentarse a la mezquindad, la intolerancia y el desamor de los suyos. La película presentó por primera vez al público nacional el retrato realista de un personaje trans, rompiendo con los clichés que arrastraba nuestra cinematografía.
Ese mismo año, Pasarelas Libertadoras, 2009, de Argelia Bravo, permitió la incursión del documental en la temática transgénero, mostrando la violencia y la miseria de la prostitución trans en las calles de Caracas. El sórdido relato de varias transexuales revela de manera descarnada las terribles condiciones de vida y la falta de derechos civiles de este colectivo en Venezuela.
Tendría que transcurrir más de un lustro para poder ver en las pantallas dos películas que aborden de nuevo el tema. Hablamos de los largometrajes Tamara, 2016, de Elia Schneider, la biografía de la activista Tamara Adrián, primera diputada trans venezolana, y Bárbara, 2017, de John Petrizzelli.
Este último aborda el tema de manera más libre en una road movie donde Bárbara, un travesti en decadencia huye junto a un joven campesino que escapa de los paramilitares. Ambos personajes vencen sus prejuicios a lo largo de un difícil viaje por inhóspitas regiones para terminar convencidos de que los sueños se pueden alcanzar a pesar de la exclusión y la pobreza.
Entre las obras más recientes del cine diverso venezolano destaca La Candidata, 2021, de Emil Guevara y Ronald Rivas, un documental sobre cinco personajes que viven como travestis la belleza femenina para cumplir sus sueños de coronarse Miss Venezuela Gay.
El culto a la belleza, una obsesión nacional aun en tiempos de crisis, es retratada hábilmente por los directores, mostrando el lado íntimo de las candidatas en un ambiente lleno de lentejuelas y color pero profundamente clandestino y marginal.
La reflexión de los personajes sobre lo femenino y lo masculino y las alusiones y guiños a la industria de la belleza representada por el Miss Venezuela permiten debatir sobre la identidad de género, sus limitaciones y carencias en un país donde la diversidad sexual todavía está cercada por la represión y la intolerancia social.