Sin horizonte
Una reflexión acerca del actual y globalizado mundo de la información
Cada vez estoy más convencido del poder que ejercen los medios de comunicación en las sociedades de todo el mundo. Antes la imprenta, la radio y la televisión, incluso el cine, sirvieron en bandeja de plata a todas las figuras de poder aquellas audiencias que consumían diariamente el mensaje que se transmitía.
Los estudios de audiencias y de opinión pública se basaban en datos poco precisos, pero si con un nivel de influencia mayor al que todos conocemos hoy. Pero las reglas de aquel entonces eran más estrictas, aunque también más manipulables, trabajar en un medio de comunicación era un desafío para muchos alcanzado por pocos.
A través de esta reflexión, pretendo identificar lo que, desde mi perspectiva, considero un limbo generalizado en el espectro de los medios de comunicación, tanto los modernos, como los tradicionales y cómo la amplia oferta y demanda de estos distraen a las grandes audiencias, anestesiando el pensamiento crítico y propiciando el superficial.
Un cuchillo puede ser un arma y un instrumento de cocina al mismo tiempo, es lo que se dibuja en mi mente cuando reflexiono acerca del poder que ejercen en nuestras vidas los medios de comunicación, pero en este caso no hablamos de un arma capaz de herir físicamente a alguien, sino de un mecanismo invisible capaz de adormecer tus pensamientos y dejarte en un estado de pasividad e inconsciencia crítica.
Soy de los noventa, además graduado en comunicación social, he tenido la oportunidad de trabajar en diferentes medios de comunicación tradicionales y digitales y he visto como el mensaje que se transmite a través de éstos ha perdido fuerza, robustez y profundidad.
Las redes sociales, si bien, su principal atractivo es mantenernos en constante comunicación con el resto del mundo, entretenernos y mostrar nuestra cotidianeidad, negocio o cualquier ocurrencia creativa que venga al pensamiento de las personas, esto sería como imaginarnos ese cuchillo cortando verduras para hacer una buena sopa.
Ahora, en lugar de pensar en los beneficios de las redes, intentemos indagar en qué estamos ofreciendo nosotros a cambio de ese entretenimiento gratuito, aquí es donde el cuchillo deja de ser utilizado en la cocina y pasa a ser un arma homicida. Estos medios de comunicación digitales tienen un mayor nivel de precisión en cuanto a los estudios acerca de nuestro comportamiento, conocen nuestras debilidades, nuestros gustos y todo aquello cuanto deseamos.
Si bien es cierto que, los medios tradicionales abusaban de su poder, también los mensajes que emitían estaban mejor elaborados, los precios para poder transmitir en televisión, radio o llevar el periódico hasta la puerta de tu casa, no se comparan en absoluto a lo que representa tener un dispositivo móvil hoy día y comenzar a comunicarte.
Ahora las audiencias no son masivas, hoy todos estamos divididos en micro audiencias. Antiguamente se hacían estudios masivos acerca del mensaje y la opinión pública, hoy estamos expuestos ante la Big Data, cuya información tiene un nivel de precisión que asusta.
Saber qué decimos, qué preferimos, qué nos gusta, cuánto tiempo pasamos en una u otra red, entre otros indicadores que permiten a empresas y a políticos orientar la propaganda y publicidad con tal agudeza que pareciera que estamos siendo manipulados hasta en el más mínimo detalle.
En este orden de ideas, hemos señalado que los medios de comunicación son armas de doble filo, que los medios tradicionales eran controlados por pocos y los digitales de ahora pueden ser dominados por muchos, sin embargo, en ambos hay una coincidencia, Pretenden conocer, controlar y manipular nuestras decisiones y nuestro pensamiento.
La faceta que nos muestran a través de los medios actuales es el entretenimiento, cuyo principal atractivo es que las personas desconectemos nuestro cerebro para poder disfrutar horas y horas de contenido. Pero, los responsables de esto no son los creadores de las redes sociales, tampoco hay malas intenciones en los creadores de contenido, al contrario de ello, quienes se dedican a esto invierten horas para hacernos reír y generar interacción. El problema viene cuando apagamos nuestro cerebro para pasar mucho tiempo en ello.
El contenido que hoy encontramos en internet está dominado por la superficialidad, que nos hace perder el rumbo, nos saturamos de información. Una de las principales guerras contra la cual hemos cedido todo el terreno, es aquella que perdemos contra nuestros dispositivos, la denomino la guerra del tiempo, en la cual acaparan toda nuestra atención, si nos hacen reír mejor todavía, destinamos la mayor parte del tiempo a consumir contenido superficial para poder anestesiar nuestros pensamientos y desconectar un poco de la realidad. La cual ahora está más amenazada con la llegada de la "realidad virtual".
Para finalizar, no estoy en contra del desarrollo tecnológico de los medios de comunicación y mucho menos del contenido educativo que, en menores dosis, pero existe allí, mi crítica va dirigida hacia esa lucha que estamos perdiendo respecto a nuestra atención, la principal deuda que nos quedará si seguimos cediendo terreno a lo superficial, será la de un pensamiento crítico débil, capaz de ser manipulado por cualquiera, con un bajo nivel de atención a las cosas importantes de nuestra vida como lo es la familia o los asuntos del Estado.
No permitamos que el pensamiento débil se apodere de nosotros y hagamos frente a esta lucha con un mayor criterio y nivel de responsabilidad, solo así podremos convivir con un mundo descentralizado donde la comunicación y el acceso a la información deberán ser cada vez más accesibles y libres ante toda la población.
Recuerda que un pensamiento débil es el objetivo perfecto para los líderes autócratas que con sus habilidades de comunicación saben como desviar la atención de las personas de los asuntos que tienen un verdadero nivel de importancia. Una sociedad estable se construye con ciudadanos de pensamiento crítico.