Venezuela en el Índice de Percepción de la Corrupción
Venezuela es un país corrupto. En los últimos diez años no ha salido de esa sombra macabra que destruye a la sociedad, sino que, dentro de lo que ha sido la pandemia de la COVID-19 ha demostrado un estado de crisis sostenido.
Las cifras del Informe de Transparencia Internacional-CPI 2020 sitúan a Venezuela en la poco honrosa posición de 176/180, solo por encima de Yemen, Siria, Somalia y Sudán del Sur. Ningún venezolano de hace dos décadas hubiese imaginado semejante lugar, aunque la propia sociedad, la de otrora y la de ahora, haya sido partícipes de esa vergüenza de sitial.
El informe demuestra que tanto el gobierno de Maduro como la propia sociedad sucumben ante la corrupción como forma de creer que dominan en el ámbito social, económico y político, que son causantes de la extensión de corruptelas que, a su vez, ocasionan el incremento de la crisis humanitaria que aleja de las fronteras a millones y, que mantiene en zozobra a los que conviven dentro del país.
Estos últimos que ven cómo el deterioro de la honradez cae en cinco puntos en estos años del gobierno de Maduro, es decir, desde 2013. De acuerdo con el barómetro de corrupción global, el 87% de los venezolanos considera que la corrupción se ha incrementado en el último año y, uno de cada dos venezolanos pagó soborno a algún funcionario.