Las claves de “Apagón en la cripta”
Apenas cuatro días le llevó a José Antonio Quesada, el director de Ediciones Rubeo, decidir que quería publicar Apagón en la cripta, la primera novela de Miguel Ángel Contreras Betancor, director de la revista Contraluz y decidido promotor de los autores venezolanos. El escritor, radicado en Las Palmas de Gran Canaria, nos da luces acerca de los aspectos que distinguen esta obra.
- ¿De dónde proviene esta historia? ¿Por qué el título?
- Jamás se me pasó por la cabeza que en España, mi país, se hiciera realidad lo que únicamente teníamos como posible en otros lugares; que el famoso “aquí nunca pasará esto”, ahora no sea más que una broma de mal gusto; que la pesadilla se haya convertido en una realidad. Tenemos, estamos padeciendo, un “gobierno” (lo entrecomillamos) que nos está llevando a la ruina. Un gobierno que, desde mi punto de vista, no lo está haciendo nada bien. Pero bueno: desde el punto de vista literario, todos esos aspectos que te acabo de comentar, y alguno más, como el hecho de que los ciudadanos busquemos, muchas veces con un ansia desmesurada, la aparición de ese líder incontestable que deslumbra con un verbo rebosante de nadas, me animaron a escribir la que, por otra parte, es mi primera novela. Hace un año presenté, en la cripta de la librería La Sombra, Anclados, el libro de la venezolana Inés Muñoz Aguirre. Esa situación me inspiró. Pensé: “Qué paradójico sería si El Líder Máximo, el Mesías, fuera secuestrado, precisamente, durante la presentación de un libro que ha escrito, en la que se congrega la flor y nata del poder”. En la novela, todo el aparato del Estado se pone en marcha para intentar liberar, encontrar, al Mesías, ese gran demagogo que ha llegado al poder y que no piensa irse de él. Se ponen en luz todas las intrigas palaciegas y emerge la figura del subsecretario, que es, digamos, la otra parte de la ecuación.
- ¿Qué modalidad escogió para contar este episodio?
- La novela negra, que en este caso es el género, permite jugar con muchas historias. Estamos hablando de un estilo realista, de ir al meollo de la cuestión. Creo que aporto originalidad en el hecho de que el narrador se vuelva algo fundamental en la trama, una pieza clave. Si bien no es la clave de bóveda, sí es el hilo conductor, que cuenta, pero que también se implica en el relato, jugando con los otros personajes.
- ¿Cómo fluyó el proceso de coordinar esta edición?
- Mi editor, José Antonio Quesada Montilla, se puso en contacto conmigo y me manifestó su interés en publicar la novela apenas cuatro días después de haber recibido el manuscrito. "Diría que es la primera novela negra sobre la Nueva (sub)Normalidad", afirma.
- Tras tanto tiempo escribiendo, y publicando una revista como Contraluz, que explora “hábitats literarios, tanto en el ámbito nacional, hispanoamericano como allende los mares de la traducción al español”, según se declara en su site: ¿qué consejo le ofrecería a quienes quisieran adentrarse en el mundo de la escritura?
- Escribir relatos es una escuela fundamental. Aquella persona que se enamore de la literatura y que se vuelva loca, que quiera escribir, que empiece por el relato. El relato obliga a a condensar una idea, no permite demasiadas florituras, hay que ir al grano, pero hay que ir al grano con estilo. Y eso del estilo ya cada cual lo descubrirá a fuerza de equivocarse: error-acierto, error-acierto… La literatura es una maravilla. Escribir es fantástico. No me costó, prácticamente, escribir esta novela. Me costó, como es lógico, llevar adelante todo el proceso de creación de los personajes, distribuyendo cada una de las escenas, pero no supuso un gran esfuerzo. La novela surgió aquí, en este rincón desde el que te estoy hablando y que aparece en la foto, en mi fábrica donde elaboro las ideas, algunas buenas y otras no tanto….
Nos despedimos de Miguel Ángel agradeciéndole su atención y augurándole a su Apagón en la Cripta el mayor de los éxitos. No dudamos de que así será.
Fotos: Isabel G. Álvarez de Sotomayor