Cantautor Ignacio Izcaray: Venezuela era arisca, tenía un lado brutal
Luego de hablar con el cantautor venezolano Ignacio Izcaray, me queda la sensación de que el ser humano realmente se diferencia de los animales –además de por ser capaz de articular un discurso con palabras (Ignacio es la mejor prueba de ello, tiene historias y cuentos inagotables)–, por su capacidad para extrañar. El hombre es un animal de saudades.
Ignacio Izcaray ha ido y venido, venido e ido. Ha tenido tres mudanzas de país: Venezuela, Estados Unidos y España: “¿Mudanzas? Tres. La primera de Venezuela a España donde estuve 9 años; la segunda, de España a EEUU donde viví 4 años y medio; y la tercera, de regreso a España, hace aproximadamente un año. No cuento las mudanzas dentro de cada uno de esos países, porque mi aritmética no llega a tanto”.
Izcaray es guaro. Nació el 31 de julio de 1960 en Carora, Lara, estado centro-occidental de Venezuela. El estado musical por excelencia. Viene de una familia musical: Padre pianista; su hermano, Felipe, director de orquesta; y Eduardo, su otro hermano, compositor, quien ha sido su modelo, su guía en los comienzos como compositor.
- Cumples 60 años, ¿estás viejo?
- Desde cierta perspectiva puede ser. Diría como Indiana Jones: “No son los años, es el kilometraje”. En otro orden de ideas, soy solo un niño con mucha, mucha, experiencia. Mantengo el asombro, las ganas de divertirme y trato de ver la vida como un juego que a veces tiene sus niveles difíciles o “chungos”, como dicen aquí en España. Pero al final, tienes que encontrar las claves para resolver cada nivel y pasar al siguiente.
Quien lo ve andar, con su mochila al hombro y la guitarra en su estuche azul rey, que casi lo iguala en estatura, a la espalda, no diría que es viejo. Todo lo contrario, parece un muchacho de conservatorio, rumbo a la escuela de música. “Asno pequeño siempre es pollino”, dice el refrán. Ignacio Izcaray podría perfectamente pasar por un chamo de 30.
De los sesenta años que cuenta, son ya 36 de carrera artística. Como compositor, ha cosechado innumerables premios y ha contando con los mejores intérpretes para sus composiciones y ha compartido escena con grandes de la música como: Lilia Vera, Henry Marínez, Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel, Ana Belén, Miguel Ríos, Ilan Chester y Saavedra, Paloma San Basilio, Luis Enrique, Lena Burke, Malena Burke…
- Si hace 30 años te hubieran leído las cartas y te hubieran dicho que celebrarías los 60 en Madrid, con dos fechas de celebración, ¿Qué habrías dicho?
-Sólo la Gran Yajaira, vidente de la Casa Real, habría acertado con tal predicción. Yo jamás pensé ni quise emigrar de esa Venezuela en la que crecí y fui feliz. Si acaso, vivir un par de años en París y regresar, era un anhelo que nunca alcancé a concretar.
Pero sucedió una paradoja. Antes de yo mudarme, mi país se mudó. Mutó en cámara lenta a un infierno que pude prever y visualizar antes de que se mostrara en todo su horror. Sin embargo, me alegra estar en una ciudad maravillosa como Madrid y celebrar mis 60 años cantando para mis amigos.
La celebración del cumpleaños del cantautor venezolano será en dos fechas. Dos conciertos producidos por Cocomusica Eventos, encabezado por Zuly Perdomo, de amplia experiencia en producción de eventos musicales desde aquel importante Festival Internacional de Jazz de Barquisimeto, que desarrollaba con resonancia mundial.
Explica el compositor y cantante que se escogieron dos fechas, “Por la limitación para conseguir locales. Debido a la pandemia, el lugar que creí inicialmente apropiado no ha podido reabrir por falta de permisos. Conseguí el Rincón del Arte Nuevo (calle Segovia 17, Madrid), que es mucho más pequeño y, con las restricciones de la covid-19, se achica aún más. Decidí abrir una fecha al día siguiente, para los que no alcanzarían a acompañarme por falta de espacio”.
Venezuela comenzó a alejarse de mí
Ya son cerca de seis millones de venezolanos los que han salido de Venezuela. Una realidad que a veces cuesta visualizar. Seis millones es la población de algunos países. El régimen ha armado toda una alharaca comunicacional por los pocos repatriados, que tal vez no llegan ni a 10 mil. Pero la verdad es que la diáspora venezolana es una de las más grandes y generada en menos tiempo de la historia.
Izcaray señala que mucho antes decidir salir de Venezuela, sintió que era Venezuela la que se alejaba.
-Como dije anteriormente, antes de irme yo, Venezuela comenzó a alejarse de mí. Yo la seguía queriendo, pero esa Venezuela era arisca, tenía un lado brutal. Es como que estas casado y, un día, comienzas a sufrir el desamor de tu mujer y tienes la certeza de que te va a abandonar, entonces tomas la decisión de hacerlo tú antes para sufrir menos.
Me fui en 2006, cuando sentí que luego del fracaso del paro petrolero y otros intentos, Chávez se había atornillado aún más en el poder y fue mostrando su verdadero rostro. (A mí nunca me engañó), me fui y estuve estos años como quien maneja viendo el retrovisor, pendiente de Venezuela, añorándola, sintiendo sus olores y sabores en mis fantasías. Al final, tengo el síndrome de Superman: Su planeta natal, Kriptón, se destruyó. No puede regresar. Yo me siento igual. La Venezuela de hoy, más que un país, es un territorio al que el régimen ha convertirlo en una gran sala de torturas. Juegan con la falta de electricidad, agua, gas, gasolina, alimentos y medicinas para tener al pueblo sometido.
Venezuela terminó siendo para muchos una nostalgia, una saudade. Es un lugar del que se extrañan tal vez los cielos estrellados, las mariposas, algunos platos, y poco más. A veces a uno le asaltan las dudas, las añoranzas y recuerda que lo que se extraña es algo que ya no está, es un país que dejó de ser mucho antes de uno salir.
Regresaría a celebrar la caída del régimen. “No sé si a quedarme”
- ¿Estás donde quieres, donde debes o donde puedes? ¿Qué extrañas de Venezuela y de los otros países donde has vivido?
- Al final, la respuesta está en esas tres variables, creo. “Uno es solo lo que es y anda siempre con lo puesto”, dijo Serrat, y Machado dijo: “Caminante no hay caminos, se hace camino al andar”. Extraño de Venezuela el queso telita y la familia y amigos que siguen allá. Cuando estaba en Estados Unidos, echaba de menos el jamón Ibérico de bellota y las calles de Madrid. Cuando regresé a España, echo de menos a los amigos que dejé en Miami y en Los Ángeles.
- Si el régimen de Venezuela cayera, ¿volverías?
-No sé si a vivir, pero sí a celebrarlo, a sentir las calles llenas de esa explosión de alegría y de esperanza, que seguramente inundará un hecho como ese. Depende de lo que suceda después, cómo se aborde su reconstrucción, puede ser que no regrese a quedarme.
Ignacio Izcaray es un hombre conversador. Le gusta echar cuentos y se extiende en sus historias. Cuenta su historia y la de su familia con detalles y se aprende textos y poemas de otros con la misma facilidad que fija en su memoria sus canciones y poemas. Uno puede pasar horas escuchándolo y él puede pasar horas contando. A veces, no es fácil que le dé a uno una palomita pues se emociona contando y pasa de una historia a otra.
- ¿Tienes buena memoria o mucha imaginación?
- Creo que ambas. Tengo una memoria casi monstruosa y una imaginación que ha sido mi cómplice. He vivido de ella toda mi vida. He sido Director Creativo de Publicidad muchos años y compositor y escritor.
En un boletín de prensa de 2019, sobre el currículum de Ignacio, pone que es “Nieto de un seminarista que se fugó del seminario con una bailarina y luego se convirtió en comediante”. Y dice más adelante que “De su abuelo comediante nacido en Béjar (Salamanca) heredó la chispa y el humor con que entrega su corazón en cada concierto”.
- Si tuvieras que quedarte con una sola faceta, cantante, compositor o productor, ¿con cuál y por qué?
- Creo que la de compositor. Siempre digo que soy un compositor que puede cantar.