Juan Toro retrata los objetos de la violencia en Venezuela
Son historias narradas a través de los rastros dejados por la agresión acuciante de un país en crisis.
“Buscar nuevas expresiones de mostrar la violencia, no sólo obedece a un interés artístico, sino a la necesidad de atrapar la mirada del espectador, más allá de una reseña en un periódico que se diluye en las estadísticas”, explica el fotógrafo Juan Toro (Caracas, 1969) a un público impactado por la magnitud de la violencia en el país sudamericano, durante la visita guiada a su exposición Expedientes. Fragmentos de un país, realizada el pasado 27 de octubre en la Casa Elizalde de Barcelona.
El trabajo de este periodista resalta por la visión estética de los objetos intervenidos por el hecho violento. Un archivo con visos forenses que muestra municiones con restos humanos, máscaras antigases caseras, que sensibilizan a través de su lenguaje propio, sin dejar de ser documental.
"Las canicas pueden transformarse en un objeto de muerte en Venezuela, en un instrumento que sustituye a las balas, para hacer menos reconocibles los rastros del homicida".
Toro se explica en un salón lleno de fotografías que relatan sucesos cotidianos de agresión (más de 27 mil defunciones al año según el Observatorio Venezolano de la Violencia). La muestra está compuesta por 102 fotos y una instalación con 400 imágenes de las etiquetas de la morgue de Bello Monte en Caracas, cada una con un ser humano detrás.
Precisamente el hecho de cambiar el foco de la agresión en una sociedad sin mostrar personas, sino los rastros tangibles surgidos de la acción delictiva, atrajo la atención de la coordinadora de Artes de la Casa Elizalde, Nadia Velilla, “habla de la gente, pero no hay una sola en ellas, porque donde aparecen rostros son credenciales, es otra manera de mostrar la criminalidad”.
Para el comisario de la exposición, Salvatore Elefante, la fotografía atrapa y cuenta una historia. Por eso, una gráfica de un aro con ocho llaves en el discurso de la muestra, lleva al espectador a crear la historia, a imaginarse las casas atiborradas de barrotes y puertas imprescindibles para protegerse, aunque evidentemente insuficientes.
Estas imágenes, se exponen en Barcelona hasta el 18 de noviembre en el Centro Cultural la Casa Elizalde (calle Valencia, 302), de lunes a jueves de 9:00 a 21:00 horas, y viernes y sábado de 9:00 a 14:00 y de 16:00 a 21:00 horas.