La diáspora se reúne en Barcelona
Una silenciosa revolución se amasa fuera de la Venezuela que día tras día se hunde en la crisis. Su propulsor es Tomás Páez, sociólogo egresado de la UCV, la casa que vence las sombras, de donde sería luego profesor. De sus aulas, Páez tomó impulso para convertirse, gracias a su tenacidad, en aventajado alumno de postgrado, docente e investigador en universidades de España y Francia. Hasta que descubrió que le faltaba algo.
Desde hace menos de dos años, Tomás Páez viene desarrollando un proyecto de indagación sociológica que le ha llevado a la redacción de La voz de la diáspora venezolana, libro que, a pesar de no ser una novela de ficción o un manual de autoayuda, ni mucho menos un recetario de lamentos, se vende como pan en las mañanas.
La clave es que no está solo. Él mismo suele advertirlo: se trata de un libro coral escrito por los testimonios de miles de compatriotas que se vieron obligados a huir hacia otras tierras, debido a la crisis política e institucional que azota a la Venezuela que Hugo Chávez tomó por asalto y no ha dejado de destruir, incluso después de su muerte, porque sus “herederos”, iguales de ineptos para gobernar como astutos para robar, han continuado con el saqueo de la sociedad que hoy es motivo de lágrimas a las puertas de la morgue o de los hospitales, dado el altísimo grado de inseguridad personal o de la inexistente asistencia social de la que padecen sus habitantes, por no mencionar el destrozo de su economía productiva, el desmantelamiento del parque industrial, la malandrización de la Justicia y la abyección moral en la que se halla sumida una parte de sus Fuerzas Armadas.
De modo que esta cruzada que Tomás Páez asumió como un trabajo de investigación (consultó la opinión mediante cuestionarios pero en muchos casos se reunió con ellos) a más de 400 venezolanos, hoy residentes en EEUU, Canadá, México, España, Francia, Argentina, Colombia y otras decenas de naciones) -comprobando que hay más de un millón 200 mil venezolanos en el exterior- se ha transformado en un proyecto de reencuentro de profesionales o no, que apunta hacia la incorporación de venezolanos que en el duro batallar por la supervivencia lejos de casa han adquirido nuevas herramientas de trabajo o actualizado destrezas y conocimientos, con la idea de que la vuelta a la patria en un futuro cada vez más cercano no se haga con las manos vacías, como muchos dicen, hay que reinventarse la vida.
De allí que la curiosidad sociológica del investigador Tomás Páez haya trascendido a su libro y se materialice en un proyecto más ambicioso, como, a modo de ejemplo, un canal multimedia donde los venezolanos que “fueron echados” del hogar, al contrario de lo que reza la canción de Rubén Blades, se vean las caras pero también el corazón.
Fue en ese contexto como se realizó un foro esta semana en la Universidad Blanquerna de Barcelona, España, gracias al esfuerzo de la periodista Andrea Daza, el profesor de la Facultad, Ferrán Toutain, quienes hicieron la presentación, y el concurso de Venezuelan Press Barcelona, donde venezolanos y catalanes oyeron la exposición de Páez, expusieron o rebatieron sus argumentos, pero también contaron sus historias personales –inevitable: se trata de un tema demasiado serio– que abonó mayores propósitos para que esta revolución silenciosa de Tomás Páez concluya en un valioso aporte en los órdenes científicos, culturales y sobre todo empresariales al país que aspiran cambiar.
Que esos venezolanos que desde afuera siguen pendientes del drama humanitario sufrido por sus familiares, vecinos y excompañeros de oficina, en Caracas u otras ciudades, vuelvan a tocar con sus pies la obra cromática de Carlos Cruz Diez esparcida en piso del aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía como una bienvenida a la patria. Un regreso que esta vez no ocurrirá con las manos vacías.