Elecciones parlamentarias con desequilibrio informativo
A la vuelta de la esquina tenemos las elecciones parlamentarias y por ello se acrecentarán las acciones desesperadas de un gobierno que sabe que ha perdido el apoyo de su pueblo, que se niega a revaluar su gestión, a reconsiderar cambios de fondo y botar al foso de los desechos, de una vez por todas, el tan mentado Socialismo del Siglo XXI, lo que nunca supo explicar el que de hombre pasó a convertirse en pajarito, según su heredero, quien tampoco nos ha podido instruir, tal vez por falta de eso mismo, de qué se trata ese revoltijo.
Se avizoran en el panorama nacional situaciones muy complicadas en donde los periodistas y medios de comunicación independientes tendremos un papel fundamental y por ello estaremos en la mira de los improperios y agresiones de quienes saben que la historia los está dejando en el pasado.
Sin haber arrancado formalmente la campaña electoral podemos ver cómo se comportarán las autoridades del Estado en favor de los candidatos oficialistas y cuál será el comportamiento del ente comicial, del que ya visualizamos “la cara de tabla” que pondrá con cada desafuero e ilegalidad que lleven a cabo quienes ostentan el poder.
Estas elecciones serán, en el plano comunicacional, de las más desequilibradas. Los principales medios de comunicación impresos, tanto nacionales como regionales, o han sido comprados por empresas de dudosa procedencia, con dinero, léase $, no sabemos venidos de dónde y con cambios en la política editorial de 180°, por supuesto a favor del oficialismo (Notitarde, Últimas Noticias, El Universal, entre otros), o ante la amenaza de quiebre por falta de publicidad oficial, se han sometido y han eliminado toda información que pueda mal ponerlos ante el gobierno local o nacional. Por otra parte, a los periódicos que no han dado su brazo a torcer el gobierno ha conseguido asfixiarlos controlando la importación de papel y otros insumos, logrando que algunos de ellos cierren o hayan tenido que dejar el formato impreso para emigrar hacia la plataforma digital o han tenido que reducir su salida impresa a una vez a la semana y el resto del tiempo estar en la WEB, como el caso de Tal Cual, Correo del Caroní, entre otros.
Mientras, la radio y la televisión sufren con el temor de perder su concesión a capricho de la revolución. Un dato revelador, 80% de las emisoras de radio en el país tienen su concesión vencida, lo afirmó Enza Carbone, presidenta de la Cámara de Radio de Venezuela y CONATEL, cumpliendo su papel de censor del gobierno, no ha procedido a otorgarlas a pesar de que las empresas han entregado sus documentos en regla.
Las televisoras privadas, entre la presión de la renovación de concesiones o la necesidad de obtener publicidad del gobierno (local o nacional), no informan sobre hechos en los que éste queda mal parado y tienen una programación atapuzada de cuñas, mensajes “institucionales” en los 70 minutos semanales establecidos por la Ley Resorte, cadenas nacionales, noticieros repletos de información del gobierno y poco o ninguna de lo que hace o denuncia la oposición, y eventualmente, algún programa de opinión en donde esporádicamente invitan a un vocero de las fuerzas democráticas.
En las semanas que quedan veremos el abuso comunicacional de quien ostenta el poder, siendo esta una de las razones por las que el CNE como el gobierno nacional se niegan a permitir la observación internacional antes, durante y después de los comicios. Y sin embargo, tienen el tupé de exigirle a la oposición la firma de un acuerdo de respeto al resultado de las elecciones, sin observación internacional y sin el cumplimiento de la ley electoral.